Murieron aquellas palabras que aseguraban un amor eterno, y junto con ellas desaparecieron todos los sueños que sostenían mi estabilidad emocional. Hoy camino y me expreso de forma desequilibrada, con mucha tristeza en la mirada, al mismo tiempo, mi razón y mi alma luchan con peligrosas espadas.
Estoy formando estrategias diariamente para encontrar la paz interior, para descubrir aquel sentimiento de satisfacción capaz de anular cualquier tipo de duda, capaz de cerrar mis ojos ante el mundo exterior generador de ilusiones, y que por fin, sin necesidad de una resurrección de palabras muertas, mi vida pueda retomar el rumbo de la felicidad.
Tus palabras actuales, caminan tranquilamente en las calles de mi memoria, no tienen salida, no hay opción para ellas, tendrían que cambiar de dirección, orientarse hacia el pasado y modificar aquella circunstancia que ha generado este presente complicado, en donde estoy dibujado como un hombre soñador y profundamente enamorado.
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