jueves, 18 de agosto de 2011

SUICIDIO SOCIAL

“Perdido entre la autoestima y la arrogancia.”

Aquí estoy en medio de terrenos desconocidos por mi verdadero yo, seguro de mi inseguridad con respecto al tema de la seguridad en mi mismo, no puedo dejar de ser autorreferente y no puedo dejar de tratar de evitarlo, últimamente mis comienzos tienen finales inesperados.

Me encuentro atrapado en medio de las confusiones de mi pensar, cansado de mi egocentrismo, cegado por mi arrogancia, no se si es tanta mi soberbia, que aun estando seguro de todo, de todo dudo.

Dudo de mí, dudo de los demás, condenado con el virus de dudar.

Los pensamientos pierden su naturaleza cuando se convierten en palabras, pero si no evolucionan a esta transformación morirán encerrados en el cuerpo, como ya han muertos infinitos pensamientos valiosos de la humanidad.

La presión social no limita “el pensar” pero si “el decir”, lo antipopular en extremas ocasiones es prácticamente un “suicidio social”.

Por instinto, los seres humanos no saben convivir, mucho menos compartir. Lo vemos reflejado en actualidad a nivel mundial y a nivel local, quien tiene más capacidad intelectual o social se siente con todo el derecho a obtener más recursos para si mismo, ahí se originan las diferencias materiales del mundo, la pobreza y la riqueza.

La pobreza, inspirador concepto para muchas personas de buenas intenciones que pierden el tiempo tratando de encontrar la solución, otros descubren que la pobreza no es material, sino espiritual. Y con todo, todo sigue igual.

Algunos limitan su visión para sostener la coherencia, yo escribo sin pensar en lo que digo, y espero jamás poner un punto final.

Algunos se ubican en el lugar del receptor perdiendo la esencia del escritor, mientras otros se olvidan del lector con un lenguaje inentendible. Es complejo saber expresar la simpleza de las emociones aquí, perdido, entre estos dos sectores….

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